Si Dios, alguna vez, me pusiera en la disyuntiva
de elegir para vivir solo un deseo,
yo pediría, que con tus ojos no leyeras tú mis líneas,
mas… que tu alma viva, lo que te he escrito en cada verso.
Que sintieras lo que siento cuando escribo
y en tu cuerpo se desgarre el sentimiento,
que cada fibra de tu ser se haga un latido
y latiendo tú te quedes sin aliento.
Y que el alma se te llene de dulzura
y dispuesta des la vida por un beso,
que una mirada te atormente con ternura
y en las rejas de unos labios quedes preso.
Que en ti vivan la tormenta y el desierto,
la tempestad, los volcanes y el anhelo,
donde tu ausencia se transforme en un infierno
y el escucharte transportarme al mismo cielo.
Que te cimbren y te vibre cada célula,
que no sepas si estás viva o bien has muerto,
que los leas y te llegue hasta la médula
y así entiendas lo profundo que te quiero.
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